Situada en medio de un valle montañoso, hemos buscado a través de una geometría de líneas muy simples, el mejor emplazamiento para esta vivienda que pretende ser aprovechada especialmente en los meses de verano. En una parcela con pronunciada pendiente y con vistas únicas a la naturaleza que la rodea, la intención estaba clara, abrirse al valle y protegerse de los fuertes vientos. La geometría surge a partir de la reinterpretación de la arquitectura típica de la zona, característica por sus pórticos. Así, a medida que uno va entrando a la casa y a través de una serie de planos y columnas, va descubriendo el paisaje que se enmarca. En una única planta, y desarrollada en una sola tira de unos 25 metros encontramos 4 habitaciones, dos de ellas en suite, un amplio salón comedor con cocina y un gran desborde cubierto que termina en una explanada que acompaña el volumen y que desemboca en el jardín que se desdibuja en el paisaje.